Estos animales, con la misma capacidad de sentir y sufrir que cualquier otro animal, incluido los seres humanos están sufriendo la estancia en un lugar que sin lugar a dudas no es el más ideal para ellos. Durante el día soportan los gritos de niños y adultos que por allí se acercan, como si fueran unos juguetes sin vida más. El típico niño (y no tan niño) que le da con el palito, o le tira una piedra, para ver la reacción del indefenso animal. El lanzamiento de papeles, vasos y demás basuras recogidas de la misma papelera que esta junto a la mencionada charca, buscando el mismo objetivo que el anteriormente mencionado. Y como no, todo el día “mal alimentados” por esos snacks hiper-salados y demás chucherías tan nefastas para la salud de los pobres animales. Por no hablar de los supuestos parásitos (y digo “supuestos” porque es la única cosa que no he comprobado con mis propios ojos de todo lo aquí mencionado) que tienen que llenar ese penoso, triste e insalubre espacio.
Eso por el día. Por la noche la cosa se complica aún más si cabe. De lo anteriormente mencionado, que también se dan casos, quizás eso si con menos frecuencia, hay que añadirle el frio de la noche lagunera que oscila entre 9 y 10 grados de media, para unos patos que tienen que dormir como buenamente pueden en la intemperie. Como todos sabemos, la ciudad de La Laguna es un lugar de fiesta, con más de 100 locales nocturnos, donde algunos jóvenes deciden ir a descargar su borrachera con los más indefensos, dándose el caso como sucedió en su día, de que directamente se lleven a los patos, vete a saber con qué fin.
Unos animales, insisto, con la misma capacidad de sentir y sufrir que cualquier otro animal incluido humanos, expuesto a los caprichos de todo aquel que pase por allí, les griten, asusten, le tiren todo tipo de desechos, comiendo la basura allí arrojada, pasen frio, en unas condiciones de total desprotección e indefensos, por no hablar de la contaminación por la enorme cantidad de vehículos que pasan por allí a diario. Porque quizás hay quien se olvide de lo más importante: los que residen allí, lo que van a retiran de allí, no son solo algunas piedras sucias y malolientes, ni un poco de agua donde evidentemente yo no me bañaría. No son objetos sino seres vivos y sintientes igual que tú o yo. Exactamente igual.
Yo les recuerdo a los defensores de esta otra forma de maltrato animal, que dicen defenderlo por “la tradición” de más de 100 años que supone lo que en su día fue un estanque, y que hoy ni es ni se parece, que también la esclavitud humana fue una tradición afortunadamente abolida, y que las corridas de toros fueron abolidas en Canarias y poco a poco también lo está haciendo el resto del estado español. Que la tradición no es justificación cuando la crueldad o el sufrimiento de seres sintientes es lo que está en juego. Y si aun así, siguen pensando que esos pobres patos deben permanecer allí, o que quizás no sea para tanto lo de su sufrimiento, yo les invito a que sean ellos los que intenten sobrevivir en ese mismo deprimente lugar y en esas mismas penosas condiciones para, posiblemente, el resto de sus vidas como les sucede a ellos. Quizás tengan razón y estoy exagerando. Compruébenlo.
XebenColaboración recibida.
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