domingo, 29 de julio de 2012

¿Imaginas una vida sin plástico? Familia en Austria lo está logrando


Parece una tarea casi imposible en la actualidad, pero una familia del pueblo de Graz, Austria, ha demostrado que se puede vivir sin este material, Sandra Krautwaschl escribió un libro llamada “Plastickfrei Zone” (Zona Libre de plástico) en el que cuenta la historia de cómo ella y su familia comenzaron a vivir una vida sin plástico.
En la portada del libro de Sandra se puede ver una foto de su familia rodeada de todas sus posesiones de plástico en frente de su casa.

Durante unas vacaciones en Croacia, hace tres años, Sandra y su familia quedaron sorprendidas por la cantidad de basura plástica acumulada en las playas, esto la hizo reflexionar cómo afecta este material a nuestro mundo. Y aunque en Austria la cultura de reciclaje funciona excelente, en otras partes del mundo no es tan eficaz, por lo que el problema es de todos.
Al regresar de sus vacaciones en Croacia, Sandra seguía pensando como ayudar al planeta con este problema plástico, cuando vio el documental “Planeta plástico”, aprendió que anualmente en el mundo se producen 240 millones de toneladas de plástico y para que se degrade tarda cientos de años, mientras tanto los suelos y océanos se contaminan. De este modo aprendió como ser parte de la solución emprendió su proyecto para dejar de consumir plástico.
La familia Krautwaschl tomo la decisión de vivir sin productos plásticos, lo primero que hicieron fue eliminar todos los objetos que tuvieran plástico de su casa y lo que comenzó como un experimento de un mes de duración con el tiempo se convirtió en una forma de vida.
Tuvieron que buscar alternativas como cepillos de dientes de madera con mango de metal, botes de leche, alimentos envasados en metal, papel o vidrio. La familia admite que este cambio radical fue difícil al principio, también alteró su filosofía de compras completamente y se dieron cuenta si de verdad es necesario comprar algunos productos en vueltos en plástico.
Algunas personas creen que estamos viviendo como si fuera la Edad de Piedra, pero no es así, dice Sandra, la vida ha pasado a ser un poco más simple, más silenciosa y confortable, agregó.
Aun así se dieron cuenta que no podía vivir una vida completamente sin el plástico, ya que incluso las cosas hechas de metal y vidrio a menudo tiene un pedazo de plástico. Ellos siguen usando la electrónica, pero comparten un coche con otra familia, y tratan de comprar productos de segunda mano cada vez que necesitan algo hecho con un plástico.
Sandra y su familia se las ha arregló para reducir su consumo de plástico, ha casi nada, demostrando que efectivamente se puede hacer, por lo que sin duda esta singular familia es un ejemplo a seguir.

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