jueves, 18 de enero de 2018

Errores conceptuales en el activismo.



“Debemos hablar siempre con la verdad y esforzarnos por utilizar los conceptos que describan la realidad injusta que padecen las víctimas”

Los errores conceptuales más comunes en el activismo y que debemos corregir si nos interesa educar a los demás correctamente: 

Maltrato animal

Cuando se usa el concepto “maltrato” en el contexto de los humanos, se vincula a la agresión física o psicológica en una relación personal entre dos o más individuos. Entendamos por relación personal aquellas que son consentidas, es decir, existe un trato personal de por medio.
El concepto maltrato aplicaría en las relaciones entre agentes morales, porque son las únicas que puede existir un consentimiento informado, consciente y explícito. Por ejemplo: las relaciones de pareja, de trabajo, de universidad, entre otras. 

Considerando lo anterior;
El concepto maltrato animal es un error, porque no hay un trato con los demás animales, la relación que existe es de tipo esclavista o de dominación. Por la misma razón no existe el maltrato infantil (infantes; niños menores de 7 años) y en general cualquier situación de violencia que involucre un paciente moral. Los pacientes morales no pueden dar su consentimiento ni ser conscientes de ningún trato personal. 

Al usar este concepto se refuerza que el problema es el trato, es decir, la forma en que tratamos a los demás animales y no el hecho mismo de los que utilicemos para nuestros fines o caprichos. Lo correcto es decir que los demás animales son agredidos, violentados, oprimidos o sometidos a esclavitud.  

Crueldad animal

El concepto crueldad está definido como la falta de compasión o deleitarse con el sufrimiento ajeno. También está vinculado a la acción que causa sufrimiento o dolor innecesario hacia los humanos y otros animales. 

Por definición, las prácticas que causan sufrimiento innecesario o desmedido hacia los demás animales se consideran “crueles”, por ejemplo: la industria peletera, la vivisección, la tauromaquia, entre otras actividades. Sin embargo, el concepto de “innecesario” lo usamos de manera arbitraria, pues toda explotación animal es innecesaria y causa sufrimiento innecesario. 

¿El concepto crueldad ayuda a concienciar sobre los Derechos Animales o el respeto básico que ellos merecen? Veamos algunos ejemplos:
“No consumo pieles de animales porque implica crueldad animal”
“Producto libre de crueldad animal”
“El Estado no debe financiar prácticas crueles” 

Si no existiera crueldad animal en la elaboración de un producto, en el consumo de pieles o cualquier otra actividad, entonces ¿sería moralmente aceptable? Claro que no.  

Lo correcto sería decir:
“No consumo pieles de animales porque implica explotación animal
“Producto libre de explotación animal”
“El Estado no debe financiar la explotación animal”

La explotación animal implica tratar a los animales como cosas o recursos para nuestros fines; hacer con ellos lo que nos plazca y sin su consentimiento. La explotación de alguien es la cosificación de alguien; la vulneración de sus derechos individuales reduciéndolo con ello a la condición de cosa y violando por tanto los principios de igualdad y valor moral. 

El problema fundamental es el hecho de explotar a los demás animales para nuestros fines, independiente si existe o no sufrimiento. El sufrimiento generado y en general todos los males que ellos padecen se debe a la explotación animal. 

Si extrapolamos el escenario al contexto de los humanos ¿diríamos que la violación sexual hacia las mujeres y niños es inmoral sólo por el hecho que causa sufrimiento? Claro que no, rechazamos el hecho mismo de usar a las mujeres y niños para satisfacer deseos ajenos, independiente si ellos sufren o son conscientes de aquello.

¿Por qué habría de ser diferente en los demás animales? La ética es la misma para todos. 

Mascota

El Diccionario de la Real Academia define el vocablo mascota como:

1. f. Persona, animal o cosa que sirve de talismán, que trae buena suerte.

El concepto proviene del francés mascotte que significa amuleto, es decir, que trae suerte a su portador o dueño. En la actualidad el concepto mascota se usa de manera genérica a los animales que son usados como objetos de compañía.  

¿Dónde está el error?
Los demás animales no son mascotas, porque no son animales de compañía, no son amuletos o traen suerte a los humanos. 

Lo correcto es nombrarlos como:
  • Animales que cuidamos
  • Animales que están bajo nuestro cuidado o tutela
  • Animales que pertenecen a nuestra familia
  • Nuestros hijos no humanos
Animales “de … “ 

Es habitual en el lenguaje especista referirse a los tipos de explotación animal, como si fuera algo inherente a su persona. Por ejemplo:
  • Animales de granja
  • Animales de compañía
  • Animales de circos 
  • Animales de experimentación
Decir “animales de …” denota posesión o pertenencia, que es algo natural o propio de ellos. Es correcto decirlo cuando se tratan de cosas u objetos, pues en ese caso expresa la procedencia u origen.

Lo correcto sería decir:
  • Animales explotados o utilizados en granjas
  • Animales explotados o utilizados como objetos de compañía 
  • Animales explotados o utilizados en circos
  • Animales explotados o utilizados en experimentos  
Explotación y utilización animal  

En el ámbito moral cuando se trata de pacientes morales, el concepto explotación/utilización significan lo mismo; obtener un provecho o beneficio ajeno al individuo. Significan lo mismo porque los pacientes morales no pueden dar su consentimiento de manera explícita, informada y consciente para ser usado o explotado. Por lo tanto no es correcto hablar de explotación y utilización animal, sino de explotación o utilización animal.  

Explotar a alguien es tratarlo exclusivamente como un medio para un fin ajeno a sus intereses y voluntad, independiente si hablamos de pacientes o agentes morales. Pero el concepto utilización no significa lo mismo cuando los involucrados son agentes morales y si además no existe una transgresión a sus derechos morales. Por ejemplo; un agente moral puede dar su consentimiento para ser utilizado por un empleador y si el contrato no transgrede ningún derecho básico o moral, entonces la utilización es moralmente aceptable. 

100 % vegano 

No existen porcentajes o grados en el veganismo. 
Sí un producto es vegano, entonces significa que es libre de explotación animal. No hay término medio entre veganismo y explotación animal. Por lo tanto es erróneo hablar de porcentajes o grados, sería el equivalente a decir “100 % feminista o 100% anti-racista”.  
El problema de la frase que puede promover la idea que “hay grados en el veganismo” y ya vemos todo el problema que ha generado el reducetarianismo en el ámbito animalista. 
Hablemos bien.

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