“Debemos 
hablar siempre con la verdad y esforzarnos por utilizar los conceptos 
que describan la realidad injusta que padecen las víctimas”
Los errores conceptuales más comunes en el activismo y que debemos corregir si nos interesa educar a los demás correctamente: 
Cuando se usa el concepto “maltrato” en el contexto de los humanos, se vincula a la agresión física o psicológica en una relación personal entre dos o más individuos. Entendamos por relación personal aquellas que son consentidas, es decir, existe un trato personal de por medio. 
El concepto maltrato aplicaría en las relaciones entre agentes morales, porque
 son las únicas que puede existir un consentimiento informado, 
consciente y explícito. Por ejemplo: las relaciones de pareja, de 
trabajo, de universidad, entre otras. 
Considerando lo anterior;
El concepto maltrato animal es un error, porque no hay un trato con los demás animales, la relación que existe es de tipo esclavista o de dominación. Por la misma razón no existe el maltrato infantil
 (infantes; niños menores de 7 años) y en general cualquier situación de
 violencia que involucre un paciente moral. Los pacientes morales no 
pueden dar su consentimiento ni ser conscientes de ningún trato personal. 
Al usar este
 concepto se refuerza que el problema es el trato, es decir, la forma en
 que tratamos a los demás animales y no el hecho mismo de los que 
utilicemos para nuestros fines o caprichos. Lo correcto es decir que los
 demás animales son agredidos, violentados, oprimidos o sometidos a esclavitud.  
Crueldad animal
El concepto crueldad
 está definido como la falta de compasión o deleitarse con el 
sufrimiento ajeno. También está vinculado a la acción que causa 
sufrimiento o dolor innecesario hacia los humanos y otros animales. 
Por 
definición, las prácticas que causan sufrimiento innecesario o desmedido
 hacia los demás animales se consideran “crueles”, por ejemplo: la 
industria peletera, la vivisección, la tauromaquia, entre otras 
actividades. Sin embargo, el concepto de “innecesario” lo usamos de 
manera arbitraria, pues toda explotación animal es innecesaria y causa 
sufrimiento innecesario. 
¿El concepto crueldad ayuda a concienciar sobre los Derechos Animales o el respeto básico que ellos merecen? Veamos algunos ejemplos:
“No consumo pieles de animales porque implica crueldad animal”
“Producto libre de crueldad animal”
“El Estado no debe financiar prácticas crueles” 
Si no 
existiera crueldad animal en la elaboración de un producto, en el 
consumo de pieles o cualquier otra actividad, entonces ¿sería moralmente
 aceptable? Claro que no.  
Lo correcto sería decir:
“No consumo pieles de animales porque implica explotación animal“
“Producto libre de explotación animal”
“El Estado no debe financiar la explotación animal”
La 
explotación animal implica tratar a los animales como cosas o recursos 
para nuestros fines; hacer con ellos lo que nos plazca y sin su consentimiento. La explotación de alguien es la cosificación de
 alguien; la vulneración de sus derechos individuales reduciéndolo con 
ello a la condición de cosa y violando por tanto los principios de 
igualdad y valor moral. 
El problema 
fundamental es el hecho de explotar a los demás animales para nuestros 
fines, independiente si existe o no sufrimiento. El sufrimiento generado
 y en general todos los males que ellos padecen se debe a la explotación
 animal. 
Si extrapolamos el escenario al contexto 
de los humanos ¿diríamos que la violación sexual hacia las mujeres y 
niños es inmoral sólo por el hecho que causa sufrimiento? Claro que no, 
rechazamos el hecho mismo de usar a las mujeres y niños para satisfacer 
deseos ajenos, independiente si ellos sufren o son conscientes de 
aquello.
¿Por qué habría de ser diferente en los demás animales? La ética es la misma para todos. 
Mascota
El Diccionario de la Real Academia define el vocablo mascota como:
1. f. Persona, animal o cosa que sirve de talismán, que trae buena suerte.
El concepto proviene del francés mascotte que significa amuleto, es decir, que trae suerte a su portador o dueño. En la actualidad el concepto mascota se usa de manera genérica a los animales que son usados como objetos de compañía.  
¿Dónde está el error?
Los demás animales no son mascotas, porque no son animales de compañía, no son amuletos o traen suerte a los humanos. 
Lo correcto es nombrarlos como:
- Animales que cuidamos
 - Animales que están bajo nuestro cuidado o tutela
 - Animales que pertenecen a nuestra familia
 - Nuestros hijos no humanos
 
Animales “de … “ 
Es habitual en el lenguaje especista 
referirse a los tipos de explotación animal, como si fuera algo 
inherente a su persona. Por ejemplo:
- Animales de granja
 - Animales de compañía
 - Animales de circos
 - Animales de experimentación
 
Decir “animales de …” denota posesión o pertenencia, que es algo natural o propio de ellos. Es correcto decirlo cuando se tratan de cosas u objetos, pues en ese caso expresa la procedencia u origen.
Lo correcto sería decir:
- Animales explotados o utilizados en granjas
 - Animales explotados o utilizados como objetos de compañía
 - Animales explotados o utilizados en circos
 - Animales explotados o utilizados en experimentos
 
Explotación y utilización animal  
En el ámbito moral cuando se trata de pacientes morales,
 el concepto explotación/utilización significan lo mismo; obtener un 
provecho o beneficio ajeno al individuo. Significan lo mismo porque los 
pacientes morales no pueden dar su consentimiento de manera explícita, 
informada y consciente para ser usado o explotado. Por lo tanto no es 
correcto hablar de explotación y utilización animal, sino de explotación o utilización animal.  
Explotar a 
alguien es tratarlo exclusivamente como un medio para un fin ajeno a sus
 intereses y voluntad, independiente si hablamos de pacientes o agentes 
morales. Pero el concepto utilización no significa lo mismo cuando los 
involucrados son agentes morales y
 si además no existe una transgresión a sus derechos morales. Por 
ejemplo; un agente moral puede dar su consentimiento para ser utilizado 
por un empleador y si el contrato no transgrede ningún derecho básico o 
moral, entonces la utilización es moralmente aceptable. 
100 % vegano 
No existen porcentajes o grados en el veganismo. 
Sí un 
producto es vegano, entonces significa que es libre de explotación 
animal. No hay término medio entre veganismo y explotación animal. Por 
lo tanto es erróneo hablar de porcentajes o grados, sería el equivalente
 a decir “100 % feminista o 100% anti-racista”.  
El problema 
de la frase que puede promover la idea que “hay grados en el veganismo” y
 ya vemos todo el problema que ha generado el reducetarianismo en el ámbito animalista. 
Hablemos bien.

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